Recuerdo que , hace ya algunos años, conocí en el colegio llamado entonces " XXV AÑOS DE PAZ" a unos niño que, cuando les conté mi recién visita a la cueva de Mal travieso, me contestaron que tenían
una cueva a la que iban con frecuencia a jugar. Me la señalaron a una distancia de menos de un kilómetro y me invitaron a ir con ellos un dia.
No fui entonces pero si he ido ahora.
EL nombre del Conejar se debe a una pequeña construcción levantada por el dueño del terreno y dedicada a la cría de conejos.Estaba rodeada por una pared, elaborada en su mayor parte con tierra sacada de la propia cueva. Antes se le decía cueva del oso y hace cosa de cien años se intento hacer un pozo en su interior en la creencia de poder obtener agua en abundancia.
La boca de la cueva, en cuanto se llega a ella, se ve que ha sido abierta por las aguas de lluvia que han disuelto la caliza de la superficie. Es, técnicamente la espalda la boca de la cueva pasa mas desapercibida.
Al pasar de la luz a la oscuridad nos quedamos, por momento, sin visión
Un ailanto, árbol que alcanza alturas de veinte metros,se ha erigido en guardián de la entrada a la cueva.
En seguida que nos asomamos aparece el interior en pendiente aunque presentando algunos rincones que ofrecen acomodo para pasadas habitaciones.
Unos grandes escalones nos hablan de las andanzas para el pozo.
En el techo aparecen unos orificios que dejan pasar luz y decoran naturalmente el interior.
Los agujeros del techo se hacen visibles desde cualquier punto del interior.
La variedad de componentes metálicos hace que la humedad provoque óxidos que dan diversos colores, destacada mente el verde.




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