viernes, 19 de octubre de 2012

LEONOR la SANTERA y EL TESORO DE LA TAPIA





En 1480, al tiempo que comenzaban las actuaciones de la nueva inquisición  se dispuso, en las cortes de Toledo, que en plazo de dos años, toda población judía fuese trasladada a barrios que rodeados de cerca, garantizasen la no comunicación entre judíos y cristianos. El argumento utilizado era puramente religioso; la perniciosa influencia que aquellos ejercían sobre los cristianos nuevos. Los reyes no presentaban la cuestión como iniciativa propia, sino como respuesta favorable a la demanda de procuradores; sin embargo, en un caso especialmente conflictivo, el de Soria, Fernando e Isabel declararon que era < Así cumplidero a servicio de Dios y aumento de nuestra Santa Fe> y dirigiéndose para Caceres añadieron que la convivencia entre judío y cristiano servia para < confusión y daño para nuestra Fe> Una bula del papa Sixto IV 
( 31 de mayo de 1484) fue promulgada en apoyo de la segregación.
Corría el año 1483 concreta mente a principio de enero cuando los habitantes de la villa de Caceres , muy engallados, pidieron hogueras e increparon a los judíos que, sintiéndose amenazados, se encerraron en sus casas con la tranca, pues su Santidad Sixto IV ya había remitido bula a los reyes para restablecer la inquisición  y terminar con la herejía  y sin hacer distingo  abuchearon a los conversos, creídos de que muchos continuaban judaizando, y a las brujas, las hijas de Satanás , según voceó el predicador desde su púlpito, sin ningún motivo.
En principio todos fueron insultos, pero luego hubo más; en concreto en la calle de San Pablo y en la calle ancha los vecinos sacaron imágenes de la madre de Dios a la puerta de sus casas y se colgaron del cuello escapularios


calle San Pablo
calle Ancha


Leonor vio lo que había  y se apresuro a tomar medidas, levanto dos montones de piedra en el umbral de su casa, uno a cada lado, y tendiendo un paño bermejo en la ventana del piso de arriba.
El echo fue que la vecindad  que se había limitado a mirarla mal, comenzó a llamarla bruja cuando salia de casa o entraba, ya llevara en brazo al niño o no lo llevara, y aunque ella, al principio no hizo caso, sino que sonrió con su mejor expresión  presto hubo de correr a refugiarse en su casa, tan torva mente la miraban y tan malamente la increpaban;
¬ ¡ bruja!
¬ ¡ hija de Satanás!
¬ ¿ de quien es tu hijo? ¿ del Diablo?
De ese modo a Leonor, que a mucho era ensalmera( santera, encantadora), como repetía una y mil veces a quien quisiera escucharla, le venían pavores y aceleraba el paso o corría con toda su alma, porque bien sabia que aquellas gentes buscaban brujas las hubiera o no las hubiera en la ciudad estaban dispuestas a encontrarlas.
No se atrevía a enfrentarse a la multitud, a las misma mujeres que habían bebido su aguardiente en el zaguán de su casa poco antes.
El caso es que ya no le iba la parroquia, que incluso los desesperados, hasta los que le habían ido a pedir veneno para acabar con su vida, que alguno hubo, la habían abandonado, y que el personal llamaba a su puerta gritando:
¬  ¡bruja, bruja!
¬ ¡ hoguera para leonor la santera!
Y ella se preguntaba:
¬ ¿ Que he de hacer? ¿ marcharme a otra ciudad o vagar mientras viva?

Por eso, puesta en un brete, decidió marcharse de Caceres con dolor de su corazón  pues que habría de abandonar su casa y sus cosas, lo que tenia después de muchos años de no tener nada salvo un talego y de vivir de la caridad que le había hecho la hermana Clara; después de ser llamada < santa> , que así la llamaron las buenas gentes cuando se estableció al lado de la ermita de San Antonio, e mas de una mujer, destalentada por demás,  pretendió que hacia milagros y , vaya, que de repente, como quien dice, era bruja.











Ermita de San Antonio, según la historia, se levanto sobre una antigua sinagoga, partir de 1470, y fue reformada en 1666




Como el jaleo, que la mantenía en vilo, sólo decrecía a la hora del almuerzo y entrada la madrugada, habiendo anticipado al judío YuÇef tres meses del alquiler de la casa por si tardaba en volver, hecho tres talegos de equipaje que pesaban una arroba y con el niño en brazos, optó por largarse antes de que amaneciera, cuando canto el gallo abandono lo que había querido: su casa sus cosas y su ciudad.
Cuando empezó a clarear, anduvo bien pegada a la muralla para disimular su propia sombra con el niño dormido en los brazos, bendito se Dios, pues que de haber llorado la hubieran descubierto los que querían llevarla a la hoguera, y tras esperar en el olivar judío hasta que abrieran la puerta del arco del cristo, en ese tiempo de espera dejo enterrado casi todo su dinero, su oro y su libro de santera, bajo la tapia del olivar judío.
Iba renqueando, pensando en dejar atrás otro talego, mirando de tanto en tanto las admirables murallas de la villa, cuando el niño empezó a llorar pues tenia hambre ,  se detuvo a la vera del camino para prepararle la mamadera, prendió una hoguerrilla y puso un cuenco en el fuego para calentar la leche, y en esa estaba cuando oyó gran alboroto a su espalda y hubo de ocultarse entre las matas y grandes piedras, pero no le valió de nada porque los soldados, llamados por el humo la descubrieron al instante.
la detuvieron y la llevaron a la villa, y allí el Santo oficio la condenaron a la hoguera, y murió mirándole a los ojos a su hijo, y en voz alta le dijo .
¬¡ Espero con el alma volver a sentir el roce de tu piel y el dulce mirar de tus ojos que hablan sin hablar y hacen sentir sin tocar, te amo hijo mio!









olivar judío, según la historia fue aquí donde enterró sus posesiones Leonor



                                                                   FIN

Escrito por : Alfonso Soler Rodriguez

Fotos : Alfonso Soler Rodriguez
datos recogido: Isabel la reina , de ángeles de irisarri.
adaptado a la ciudad de caceres este pasaje se lo quiero dedicar a my cuñada Rosa por su cariño y amistad

espero de que os haya gustado, hasta la proxima

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