domingo, 16 de septiembre de 2012

SIMÓN EL ALBAÑIL

En el año 1800 vivia en caceres un albañil muy religioso y el mas vago de la ciudad.

por ello sufria grandes penurias economicas. Un buen dia aparecio un sacerdote, que conmovido por su religiosidad decidió darle un curioso trabajo.
Simón , lo llamo el cura ,ven que tengo un trabajo para ti, Simón se acerco al cura con recelo al escuchar la palabra trabajo, dígame padre que puedo hacer por usted, mira tengo que hacer un agujero en el patio de my casa, pero te tengo que poner unas condiciones.y cuales son  padreel trabajo se realizara por la noche e iras con los ojos vendados, estas de acuerdo.Si padre estoy de acuerdo.
Esa noche lo llevo a su casa  y le quito el pañuelo de los ojos cuando estaban en un patio árabe, el cura le dijo 
Simón quiero que hagas el agujero bajo la fuente y lo enladrille.
Simón asintió con la cabeza y se puso manos a la obra, asi cuando estaba cerca de acabarlo, llego el sacerdote y le dio una moneda de oro, le volvio a vendar los ojos y lo llevo a casa. 
-Simón  mañana vendré a buscarte a la misma hora de acuerdo- si padre cuando usted quiera y mas con este sueldo.
A la noche siguiente volvió a llevarlo vendado y termino el trabajo. Antes de irse Simón le pregunto al cura.
-Para que quiere usted este agujero con lo que el cura le contesto .Aquí meteré a los muertos querido Simón. 
 El albañil se asusto, pero el sacerdote le pidió que le ayudase. Pero no se trataba de cadáveres  sino de tinajas llenas de monedas de oro. Le dio dos al albañil, le vendo los ojos y se lo llevo a un sitio apartado y le pidió a Simón que no se quitara las vendas hasta las primeras campanadas de la mañana ( a maitines) .
El buen Simón así lo hizo, y fue contento a casa con sus dos monedas de oro.
Durante quince dias vivió bien, pero volvería la penuria a su casa.
Años después llego a la ciudad un hombre rico, y le propuso arreglar una casa suya para alquilarla. Había un problema, allí le comento que vivió antes un cura avaro que le debía varios años y había muerto. Su espíritu seguía allí y todo el que había habitado la casa después decía oír a alguien contado monedas" era el fantasma del sacerdote?".
El dueño de la casa le enseño todos los rincones a Simón y cual fue su sorpresa al contemplar el patio árabe donde había trabajado dos noches, le pidió al dueño si podría habitar la casa y la arreglaría gratis mientras no encontrase otro inquilino.
El albañil humilde se fue enriqueciendo poco a poco ante los atónitos ojos de sus vecinos. No contó el secreto a nadie salvo a su hijo al morir.




                                                  

                                                                      FIN
                  
escrito por : Alfonso Soler                                                              



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